La motivación es un factor clave en el aprendizaje escolar de los niños. En especial, para aquellos de 6 a 10 años, entender cómo funciona la motivación intrínseca y extrínseca puede marcar una gran diferencia en su rendimiento académico.
La motivación intrínseca proviene de dentro del niño. Es el deseo de aprender por el placer que genera el proceso, sin necesidad de recompensas externas. Un niño motivado intrínsecamente en Matemáticas o Comunicación disfruta del desafío de resolver problemas o comprender conceptos por la satisfacción personal que le ofrece la tarea, no por obtener una recompensa.
En los niños pequeños, esta motivación está estrechamente relacionada con su curiosidad natural. Si se fomenta, contribuye a un aprendizaje más profundo, ya que el niño se siente comprometido con el proceso, más allá de la búsqueda de una calificación o premio.
La motivación extrínseca está impulsada por factores externos. En el ámbito escolar, se trata de la búsqueda de recompensas tangibles, como buenas calificaciones, premios o evitar castigos. Un niño puede estudiar solo para obtener una recompensa o evitar una reprimenda, sin disfrutar necesariamente del proceso de aprendizaje.
Aunque la motivación extrínseca puede ser útil para obtener resultados rápidos, no fomenta un amor genuino por aprender. Además, cuando desaparecen las recompensas o castigos, la motivación puede disminuir, lo que afecta la relación del niño con el aprendizaje a largo plazo.
En niños de 6 a 10 años, la motivación intrínseca puede ser muy poderosa. A esta edad, los niños desarrollan una curiosidad natural por el mundo que los rodea. Si se cultiva la motivación intrínseca, no solo aprenderán de manera más efectiva, sino que desarrollarán una actitud positiva hacia el aprendizaje.
La motivación extrínseca, por su parte, puede ser útil para que los niños completen tareas o se enfoquen en actividades específicas. Sin embargo, si depende únicamente de recompensas externas, los niños podrían no experimentar la satisfacción personal por aprender, lo que podría afectar su desarrollo a largo plazo.
Para fomentar la motivación intrínseca en los niños, aquí algunas estrategias efectivas:
Haz que el aprendizaje sea divertido: Utiliza juegos, actividades creativas y desafíos para mantener su interés.
Relaciona el aprendizaje con sus intereses: Si le gustan los animales o el espacio, integra esos temas en las actividades de lectura o matemáticas.
Celebra el esfuerzo, no solo el resultado: Reconocer el esfuerzo y la dedicación, más allá de la respuesta correcta, refuerza su amor por el proceso de aprender.
Proporciona autonomía: Permitir que el niño elija ciertas actividades o enfoques le da un sentido de control y aumenta su motivación.
Un niño que aprende por el placer de hacerlo enfrenta los desafíos con una actitud positiva y disfruta del proceso educativo, lo que fortalece su confianza y amor por aprender.
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